LA GUERRA DEL INSTITUTO - CAPÍTULO 10: MÁS RESPUESTAS

 ☺☺Estaréis pensando que estoy loco o que me aburro mucho, pero esto ha pasado en el mundo real.
Lees esto porque mi vida ha sido interesante y solamente quieres saber más. Soy Franklin Brian Weasley, hijo único de mis padres. Unos padres que son... Eran muy importantes en mi vida.
Ahora estoy en un lugar que ha dado un cambio radical a mi antigua rutina...
Este es mi diario como podéis comprender y me da pereza escribir fechas (las podéis deducir vagos) Hemos llegado a la parte más chunga de todas mis vivencias desde que cumplí los dieciséis años... De eso ha pasado muchos meses...
Sé que resulta insólito todo lo que os he contado hasta ahora, pero necesito que sepáis todo lo que ocurrió hace unos meses. Mi vida es realmente algo que se desvanece. Algo que ya no sé ni lo que significa. Algo que dejé de vivir hace tiempo.

  Nos situamos en una fecha que marcó un gran cambio para bien o para mal... Este es el capítulo diez de la historia de mi vida en
LA GUERRA DEL INSTITUTO☺☺:


 Los aposentos se encontraban en la planta baja. Bien era cierto que la mansión tenía una estructura un tanto jerárquica. Bajamos por la escalera y vimos el cuchitril de Marcel, Jack y mío.
-Esa es tu habitación.. -me dijo señalando- Pronto os asignará Arya otras habitaciones, no te preocupes...
-Espero que sea así...
 Conté el número de puertas que había en la planta baja. Había como veinte. En el ala norte de la mansión se hallaban las habitaciones de recién llegados, según me explicó... En el ala sur, las habitaciones de veteranos, es decir, las mejores.
 ¡Necesitaba una cama grande! En ese momento, recordé mi cama de una casa que dejé mucho tiempo atrás...
-Ahora vamos a la zona donde se encuentra mi habitación.
El ala sur era inmensa y muy sencilla, pero había muchos cuadros de distintas personas, ordenadas con fechas a ambos lados del pasillo, con un semblante bastante serio.
-¿Quiénes son, Michelle? -pregunté con un tono de curiosidad.
-Bueno... Esta hermandad no es que sea antingua -intentaba explicarse- pero pusimos aquellas personas que han significado mucho en el proyecto y nos han dado muchas ideas para, digamos, seguir adelante. La mayoría son celebridades...-terminó.
 Miré a Michelle con ternura. Estaba alegre bajo esa capa seria que mostraba por el momento y, lo más importante, estaba tan viva como yo.
 Las distintas estancias del ala sur estaban separadas por mucha distancia. Imaginé que detrás de esas puertas había un mundo diferente lleno de fantasía, un mundo donde las hadas cantaban, los elfos aguardaban la cena en lo más profundo de una cueva o los murciélagos que se convertían en auténticos vampiros para alimentarse de sangre...
-Esto no es Harry Potter, Frank. ¡Esto es la vida real!-rio Michelle.
 Reaccioné de mi ensimismamiento. ¿Cómo sabía que estaba pensando eso? Entonces, recordé, estamos unidos con el dulce tono de la voz de Mich.
-Mira... hemos llegado. ¡Bienvenido al mundo de Michelle!
Me fijé en el número de la puerta:

Orden de Defensa Contra las Leyes del Instituto:

Estancia nº18: El Mundo de Michelle. 

¡Era lo que pensaba! Era un auténtico mundo. Era como la clínica de Mr Agustín de grande.
 Constaba de una cama de matrimonio, para ella sola junto a una mesita de noche con una lámpara con forma de esfera, una cómoda normal y corriente, un escritorio con muchos papeles desordenados, un sofá larguísimo, unas estanterías llenas de libros y objetos de todo tipo: figuras, cartas con sellos parecido a los de una empresa que me recordaba, un equipo de música sencillo y muchas más cosas que no sabía que era.
-¿Sorprendido? -me preguntó y asentí- Sí, es muy grande, pero es lo que necesito para mis... cosas.
-Aguarda en el sofá detrás de las estanterías. Voy a por un poco de café, estoy reventada, ¿quieres?
Dije que sí. Estaba agotado del día, en verdad. Por la mañana que Arya nos guió hasta donde estaba, ya recuperado, nuestro amigo Marcel y, encima, tuve unas visiones extrañas de Isidro y un balón de baloscesto que botaba sin cesar. Por la tarde, desperté. Vi al anciano de la profecía vistiéndome con un hechizo y Isidro se convirtió en la persona que hasta hace unos día creía muerta...
Un día estresante, de eso no cabe duda alguna.
No tardó mucho en traer las tazas de café y ponerlas en una mesilla cerca de la entrada.
Ella dio un suave sorbo y comenzó:
-Vale... Quiero que no me interrumpas mientras te explico todo lo que voy a vomitar -me anunció.
-Of course, Michelle. ¡Comienza!
-Esta mansión te parecera demasiado grande, pero es lo que necesitamos -empezó- En fin, nos ayuda a insvestigar acerca de los keptas -suspiró- los que se hacen pasar por profesores, para que lo entiendas. Te preguntarás, ¿quién murió realmente, entonces? La verdad, no lo sé...-dijo encogiéndose de hombros- Lo que sé, es que no era yo. Posiblemente sea algún kopom, una criatura que muestra una persona diferente a cada persona, entiendes. En principio, son pacíficos, pero les molestas y lo mejor es alejarse.
En cuanto a la visión. Lo que tu piensas que era una visión, realmente no lo era. Eran pesadillas que se entrecruzaron y, por algún motivo, te desmayaste. Esa no es la razón por la que estamos unidos, si es lo que pensabas. La razón por la que estamos unidos es que somos Hermanos, de la hermandad digo. Eso explica el por qué de mis interrupciones... A veces, podemos adivinar lo que va a decir la persona o saber, incluso, lo que piensa. ¡Para eso te tendrás que entrenar! La Prueba... Padre te hablará de eso mañana.
Supongo que he contado lo suficiente para que ahora...
-Lo descubra yo mismo -le interrumpí.
-Veo que te sabes bien el lema. Pero, la verdad, es una tontería... Es obvio que eres muy inteligente y no tardarás mucho en descubrir... En fin, creo que voy a echarme.
-Sí, yo igual. Gracias, Mich.
-¿Sabes una cosa? Me gustas muchos, Frank -entonces, me besó apasionadamente.
No me le esperaba. Bebí todo lo que pude de aquel beso. Fue lo mejor que me había pasado en el día.


A la mañana siguiente desperté en el sofá, donde nos quedamos dormidos Michelle y yo.
Solo que Michelle no estaba.
`Habrá madrugado´ pensé. Miré el reloj que estaba encima de la pueta: eran las once. Soñé en lo que pasó la noche anterior. ¡Un auténtico sueño!
-¡Estás en las nubes!
Me froté los ojos... Estaba dormido, prácticamente.
-Per... perdón, ¿quién eres?
Era el tipo de la capucha negra. Nunca había visto su rostro hasta aquel día.
-Supongo que... debo mostrarme.
Se bajó la capucha y lo vi. Ahora tenía el pelo castaño tan largo como mi madre, Mamasita, y una barba que lo hacía irreconocible.
-Desaparecí del instituto y creeréis que estaba enfadado. Franklin,¿no me reconoces? -preguntó tocándose la barba- Entiendo, debe de ser por los pelos de más. Espero que Be...-tartamudeó- be.. Bea esté bien.
Comprendí. El gracioso Christof ha vuelto...
-Debo explicaros muchas cosas, lo sé -dijo bajando la cabeza- antes debéis realizar La Prueba. Padre os ha citado en la planta alta. Deparatamento nº10: Salón de Pruebas. -me informó- Yo te acompaño. Mi hermana os hará una guía esta tarde.
-¿Arya es tu hermana?
-Ahh... No lo sabías. Bueno, no importa. ¡Vamos! A mi padre no le gusta esperar.
Tampoco sabía que Padre era su padre, pero no quise hablar de ello. Igual leyó mis pensamientos...




















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