LA GUERRA DEL INSTITUTO - CAPÍTULO 2: OCHO MESES

El día antes de empezar un nuevo curso, escucho:
-Cariño, cariño -me decía con unos susurros muy dulces- despierta, despierta... Es el día -sentenciaba siempre con esa corta pausa y esa última oración.

Mamasita es la mejor madre del mundo mundial... ¡Vale, es cierto! Todos pensamos eso de nuestras madres. 
Nunca falla,Viejo me recibe en la cocina con una gran tarta de chocolate con nata.
-A qué esperas... Llama a tus amigos -no sé por qué dice siempre eso, ya que me despiertan a las seis de la mañana- Franklin, ¡corre!
-Vale...-lo decía desganado, porque sabía que mis colegas me iban a enviar a la Mierda, un lugar muy conocido por algunos que yo me sé...
Lo que hago es coger el móvil e ir a la cocina. A continuación, les enseño a mis padres que en su estado de Whatsapp pone: ¡SI ME LLAMAS AHORA, MUERES! 
Por eso, me como la tarta con mis padres y abro los regalos. 
-Dos de cada uno, chaval -Viejo hablaba como si fuera el rey de la casa- no te quejarás...
Dos libros: uno de las aventuras del niño saltarín y otro del mago ese, cuyo nombre pronunció muy mal (Pol debía habérselo dicho a mis padres, seguro). La nueva equipación del Málaga y un balón de fútbol eran los otros regalos.
-Gra...-me costó decirlo, estaba muy emocionado- cias, gracias. ¡Muchas gracias, os quiero mucho!
El salón se llena de lágrimas todos los santos años. En mi familia somos muy sensibles.
Dieciséis primaveras he pasado junto a mi familia. Ya lo sabéis, ¡mi cumpleaños es el catorce de septiembre! ¡Apuntadlo en vuestra agenda!

Ese día recibí el último correo del instituto en el que se enumeran: los materiales y las asignaturas que me corresponden con sus respectivos horarios (elegí las asignaturas de ciencia para poder estudiar medicina en la universidad... ¡Estoy loco!). 
La lista de alumnos venía junto al correo, también. Por primera vez en años, había un cambio en la lista. Michelle no estaba en ella y había un chico llamado Isidro. Los demás somos los mismos de siempre: los tontos, las pavas, los machotes y mi grupillo.

Ocho meses han pasado desde que cumplo años. ¡Mi cumpleaños es uno de los mejores días del calendario!

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