MICRORRELATO 5: ETERNA OSCURIDAD

No veía nada. Absolutamente nada.
-¿Susan? -preguntó con un tono de desconcierto.
-¡Noooo! ¿Por qué? -dijo llorando sin cesar. Solo sentía las lágrimas rozando sus mejillas; los sonidos de llanto de su hermana; y el olor a la cena que iba a comerse.
Ahora tenía una nueva amiga, la oscuridad.

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