LA GUERRA DEL INSTITUTO - CAPÍTULO 5: UN EXTRAÑO CHRISTOPHER

Desde que pasó ese incómodo momento en la biblioteca pasaron tres meses. Las vacaciones de Navidad acechaban y estaba emocionado por ello.
Eso tres meses fueron normales... Bueno, es cuarto de E.S.O. ¡Obviamente debo estudiar!
En Noviembre los exámenes finales del primer trimestre amargaron mi existencia: Matemáticas, Francés y Biología siempre han sido asignaturas odiadas y muy problemáticas para mucha gente. ¡Más de la mitad de la clase suspendió estas materias! Hasta para Bea resultaron difíciles; claro que sacaba ocho y nueve en cada asignatura. ¡No sé cómo lo hace!
En esos meses no volví a hablar con Michelle como lo hacía en un pasado. Simplemente, le veía por los pasillos y le saludaba cordialmente. Isidro quedaba con ella en el recreo y algunas veces en la biblioteca para enrollarse, supongo. En parte estaba contento por Michelle, ya que nunca le había visto tan radiante. Sin embargo, me encontraba dolorido porque pensaba que en la biblioteca... Me cuesta decirlo... ¡Pensaba que le iba a pedir salir y ser una pareja! No acabé con esa fortuna.
Casi todo el mundo en clase tenía pareja aparte de Isidro: Julia y Albert seguían juntos; Bea y Sergio también; y los demás tenían diversos rollos. ¡Marcel, Jack y yo éramos los solterones de clase!
Nosotros tres con el Málaga CF juvenil íbamos en cuarto lugar en liga, lo cual, no estaba nada mal.
¡Todavía quedaba mucha liga!

La semana antes de las vacaciones nos dieron las notas de la primera evaluación y había aprobado todas: un nueve, cuatro ochos, un siete y cuatro seis.
Las vacaciones pasaron como Flash de rápido. Lo típico: cena en familia para Nochebuena y Nochevieja; sin regalos para Papá Noel, alguien que en España hemos copiado de países extranjeros; y los Reyes Magos, el día de Reyes es uno de los mejores del año.
Todos esos mágicos momentos se esfumaron cuando empecé, desafortunadamente, el segundo trimestral
En el pasillo ecaminándome hacia Física y Química vi al gracioso del grupillo.
-¿Quedamos esta noche para jugar al escondite? -me preguntó Christopher. Hacía mucho tiempo que no jugábamos. Bea lo dejó una vez empezó con Sergio, a finales de verano; y Christopher no le apetecía jugar sin ella. Siempre le ha molado Bea, por eso no quería jugar nunca. En cierta medida, le recordaba a ella...
¡Igual, lo ha superado! -pensé cuando me preguntó
-Somos solamente dos -comprendí cuando lo razoné- necesitaríamos una persona más, al menos...
-Tienes raz...-se quedó a media palabra por terminar cuando vio a Bea. Ella y Sergio se acercaron a nosotros y noté a Christopher incómodo.
-Hola tío, ¿que tal la vacaciones? -pregunté a Sergio con un tono de colegeo- Yo igual que siempre, ya ves.
Bastante bien! Hemos cenado jun...
-¡Sí, juntos con nuestros padres! -continuó Bea con mucha energía- Pesábamos que iba a ser una cena muy formal y tal...
¡Pero no! Se llevan de puta madre, ¿a que sí Sergi?
-Claro que sí, todo ha salido perfec... ¿Dónde esta Christof? -preguntó Sergio. En algún momento de la conversación se fue. Me di cuenta que no lo había superado.
-Sabéis, me ha pedido jugar al escondite y le dije eramos solo dos...-les expliqué a mis mejores amigos- ¿queréis jugar con nosotros, esta noche? Es viernes, un día que hay que aprovechar y, así, podéis hablar con él...
-Me parece bien, ¡GUAY!

Aquella fría noche de enero, jugamos al escondite como antes. ¡Había pasado mucho tiempo que no jugábamos y fuimos cuatro aquella vez!
Después de jugar durante una hora y media, más o menos, (Tampoco me acuerdo con exactitud, no me malinterpretes) estuvimos charlando un rato.
Christopher se comportó de una manera muy extraña. Se fue cuando, por fin, iban hablar sobre el tema. Aquel día, sin embargo, no lo hicieron,,,
-Está de lo más raro, ¿tú sabes que le pasa, Frank?
Sergio estaba extrañado del comportamiento de el gracioso de nuestro grupo. Bea sentía lo mismo, pienso... Entonces me desahogué y lo conté todo con pelos y señales o como se diga: les relaté qué es lo que sentía Christopher, según mi opinión. A parte, para apaciguar a mis amigos de lo que conté, hablé sobre Michelle.
-¡Qué puta! O sea, qué fuerte...
Bea, a veces es bruta, hablando. En parte, tenía razón...
Sergio me contó que lo correcto sería compartir mis sentimientos a ella, en persona. Los consejos de mi mejor amigo me los he tomado a pecho desde que éramos renacuajos, ¡Dije que sí! Iba a hablar y a enfrentarme al acontecimiento que se produjo, meses atrás, en la biblioteca...

NOS ESTAMOS ACERCANDO A LA VERDADERA TRAMA DE GUERRA DEL INSTITUTO. POR AHORA, NUESTRO PROTAGONISTA SE ENFRENTARÁ A LO QUE SUCEDIÓ EN LA BIBLIOTECA; CHRISTOPHER NO ES EL MISMO; Y SE ACERCA EL TERCER TRIMESTRE...

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